La naturaleza de Euskadi está repleta de matices y contrastes que representan la sutil alquimia de un país mosaico. Su perfil geográfico lo forman montañas costeras como las del Jaizkibel o el Pico de las Tres Coronas y cumbres y sierras del interior, de las cuales muchas están protegidas como Parques Naturales. Pero Euskadi también es urbanita y suma a su magnífica gastronomía el arte más vanguardista, como el del museo Guggenheim de Bilbao, y fiestas tradicionales como la tamborrada de enero en San Sebastián, escasos ejemplos de sus innumerables propuestas culturales.
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